Liderar con y desde la verdad

El liderazgo forma parte de la acción humana. Cada día, los líderes efectivos implementan innumerables acciones y sus equipos les siguen porque saben que gestionan desde su experiencia, una poderosa intuición, así como una visión privilegiada de hacia dónde hay que ir y con qué medios. Pero por sobre todos estos valores, subyace uno que es común al buen liderazgo: liderar con y desde la verdad.

La verdad sirve también cuando se está planificando el futuro. Siempre es un valor hermoso, aunque puede convertirse para algunos en una auténtica pesadilla. Lo que hay que hacer con ella, es prestarle la debida atención si queremos mejorar en la vida (personal) y los resultados de las acciones que emprenden las organizaciones.

Cualquiera que haya conocido el éxito, ha experimentado al menos un par de veces que la vida le ha mostrado su cara más dura. No es una ley probabilística que ocurre cada tantas acciones realizadas. Lo que sí es seguro, es que antes o después el fracaso aparece, el éxito se desvanece y habrá que retomar este largo camino para volver a aspirar a “coronar” nuestro particular “8.000”.

El éxito es un proceso (casi siempre un largo camino plagado de incertidumbres), pero hay que detenerse a pensar qué es lo que va a suceder si esa suerte que venimos teniendo y ese éxito que también hemos experimentado, se apartan de nuestro camino. ¿Tiene que ver en ello el apartarse de la verdad?

A lo mejor, tenemos que empezar a buscar en las “duras verdades” (la adversidad mostrando su rostro más desagradable) que nos indican si aún estamos de pie en el camino de nuestro propio éxito. O tal vez, lo que se necesita es tomarse un momento de respiro y reflexionar, a fin de poder pensar en volver a focalizar aquellas mismas cosas que creíamos teníamos bajo control. Porque si el cambio es la constante, la lente por la que miramos hay que adaptarla.

Algunas reglas que le serán de utilidad:

1º) Usted no puede controlarlo todo, pero sí sus reacciones.

En la vida y en los negocios, la mayoría de las cosas están fuera de nuestro control. Pero hay una cosa que siempre se puede controlar, nuestras reacciones e ideas.

2º) La vida no siempre es un camino de rosas, pero hay valor tanto en lo malo y lo bueno.

Hay una tremenda presión sobre todos nosotros para encontrar el camino de la felicidad. Sentirnos que somos felices. Pero la vida nos presenta con frecuencia un tránsito que es difícil y doloroso. Al aferrarse a la idea de que sólo la felicidad tiene valor, puede estar dejando de lado las experiencias negativas que le nutren y son su modelo personal de aprendizaje. En definitiva, de lo malo puede aprender a aceptar la vida en toda su complejidad y consecuentemente, valorar más el escaso nivel de felicidad que a lo mejor Ud. cree que tiene. Lo que sí es seguro, que cuánto más se aferre a la verdad, a aceptarla y convivir con ella, más influirá en la focalización que haga para elegir nuevos cursos de acción y tomar decisiones.

3. Nada dura para siempre

Cualquiera que sea la situación y las emociones que nos despierten, tenemos que dejar actuar a nuestros sentimientos y también nuestra “cabeza” en total libertad. Sin presiones, aprendiendo a saber decir que no a pesar que a lo mejor estamos dejando pasar una oportunidad profesional o de negocios. Porque puede que no se esté preparado aún para dar ese paso de cambio, de mejora.

Si es su propia organización, vale más consolidar un crecimiento que arriesgar nuevamente en una nueva expansión. Pero ni el crecimiento dura para siempre ni el riesgo dejará de producirse, de ahí que la cuestión es cómo hacemos para gestionar nuestros pasos hacia ese horizonte de incertidumbre (que la hay y es un dato cierto) sin que nos afecte demasiado en nuestras acciones presentes y de medio plazo.

4º Anclarse en el pasado

El pasado se ha ido, pero se puede construir un gran futuro en su organización. Todos tenemos cierta tendencia a invertir tiempo (generalmente a malgastarlo) en analizar el pasado. La experiencia adquirida de ese pasado tiene su valor, pero más allá de aleccionarnos sobre qué cosas no deben hacerse porque ya las hemos experimentado, puede convertirse en una auténtica parálisis para nuestras actuales acciones.

Es que lo que pensábamos cuando hacíamos determinadas cosas en el pasado, estaban condicionadas también por una cantidad de cosas que existían y eran variables a tener en cuenta en aquella época. Pero las circunstancias han cambiado, las variables son otras y debemos evitar que nuestro mecanismo mental vuelva a anclarse en una época que no nos garantice que estamos transitando en un camino que nos llevará a cumplir las metas impuestas.

7. Su visión y la de los demás

Las creencias de los demás no deben ser una preocupación, ya que es algo que debemos aceptar. Cada persona es única a su manera, lo que hace que este mundo sea diverso. Lo que para uno es correcto puede ser que le parezca equivocado a otra persona. Hay que dejar de lado los juicios, aceptarnos en nuestras diferencias y saber que son las que impulsan nuestras acciones. Queremos superarnos, lo que implica salvar distancias con los demás (la competencia) y seguir sintiéndonos como que no nos hemos apartado del camino del éxito, a pesar de que nos esté siendo excesivamente costoso.

En el futuro, no hay nada seguro excepto la incertidumbre

Nos estamos aproximando a una era en la que las predicciones que eran tan precisas hasta hace muy pocos años, se han teñido de una gran incertidumbre. Para poder transitar hacia estos nuevos horizontes dónde la falta de certeza crece a la velocidad que el cambio provoca en los mercados, sociedades y estilo de vida, habrá que preparar la mente para que sepa cómo conducirse en estos terrenos en dónde las formas que hasta ayer se utilizaban para gestionar las organizaciones, dejen paso definitivo a las nuevas maneras colaborativas que marcarán el futuro de las relaciones interpersonales y el liderazgo.

Esto puede sonar como la antítesis de una predicción, pero se debe de escuchar esa voz interior que no hace más que corroborar aquello que venimos atestiguando en los últimos años y a una velocidad cada vez mayor: la perpetua transformación. Circunstancias y cosas que cambian rápida y radicalmente.

Las nuevas ideas y nuevos modelos de negocio dejan en el camino a los que no se hayan podido adaptar al cambio, o habiéndolo intentado, no han hecho lo suficiente. Algunos llaman a esto “selección natural”. De hecho ésta existe y se ha verificado una y otra vez en cada crisis económica, que las organizaciones que han sobrevivido al final de cada una de ellas, fueron no sólo las más fuertes, sino las que mejor gestionaron la adversidad e incertidumbre.

Esta tendencia y recurrencia en que cada tanto tiempo se produce una nueva crisis económica, forma parte del mundo, del sistema social y económico que no muestra signos de que vayan a desaparecer en el futuro. De ahí, que no sólo tenemos que acostumbrarnos a la nueva realidad de la imprevisibilidad, sino a la búsqueda imprescindible de la verdad que significa una sola y fundamental cosa: percibir la realidad tal cual es, para poder implementar las acciones que necesitan organizaciones, o en su caso, el país, cuando a esa verdad tienen que aferrarse las decisiones de los políticos que ejercen el poder.

Una vez que se acepte el hecho de que no es fácil saber exactamente en qué momento cualquier organización, da igual al sector que pertenezca, puede que sea interrumpida en su evolución (en algún momento ocurrirá), se abre una ventana a comprender mejor cuál será el tipo de infraestructura flexible que resista el terremoto inevitable (también impredecible).

Este hecho que debe existir en la mente de cada líder efectivo, no debe paralizarlo, sino hacerle trabajar para que la incertidumbre sea minorizada todo lo que se puede. Para ello, el líder que se aferre a la verdad sin paliativos, tiene mayores probabilidades de retomar el camino del éxito, porque la gente (sus equipos) o los ciudadanos (su base electoral) estarán mejor predispuestos a salir del bache al comprender que esa negatividad y dura verdad del desafío al que se enfrentan, al menos ha sido puesto sobre la mesa, con un claro diagnóstico y una directa explicación de cuál es el camino a seguir para no perder de vista el horizonte al cual la organización (la sociedad) están transitando.

José Luis Zunni es director de ecofin.es y vicepresidente de FORO Ecofin. Director de ECOFIN Business School y coordinador de ECOFIN Management & Leadership.  Coordinador académico de la Red e Latam del grupo media-tics.com. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014.  Autor de ‘Inteligencia Emocional para la Gestión. Un nuevo liderazgo empresarial’, coautor de ‘Liderar es sencillo. Management & Liderazgo’ y coautor con Ximo Salas de ‘Leader’s time (Tiempo del líder)’