¿Quiere tener éxito? Cambie sus creencias
En ocasiones anteriores nos hemos referido al éxito, tanto en los negocios como en la vida en general. Lo hicimos desde diversos ángulos, pero lo que no quedó duda alguna de nuestra posición en coincidencia con la doctrina más amplia al respecto, es que el éxito no es un punto aislado en el tiempo al que quiere llegarse, sino un proceso. Qué decir de los grandes líderes que han “coronado” su particular cumbre (el éxito que parece está con ellos en cualquier cosa que emprendan) y que tuvieron que vérselas muy mal en sus inicios. A grandes éxitos empresariales y de líderes políticos mundiales, inicios cargados de adversidad y en ocasiones penalidades y privaciones de libertad.
Hoy le damos otra “vuelta de tuerca” al éxito, pero enfocándolo desde el punto de vista de nuestras creencias, que como siempre decimos, subyacen en ese mapa mental de principios y valores que todos poseemos en nuestro interior.
En cuanto a la filosofía del éxito –y no es una forma grandilocuente de referirse–, se nutre en su esencia de una manera de pensar (también una manera de ser) distinta a los demás. Generalmente se aleja de la mayoría, en cuanto a la capacidad de observar cosas que los demás no observan, o cuando lo hacen, ya es noticia pasada o en el caso de los mercados, ya se ha perdido “el tren”.
Pensar diferente implica actuar también de una manera que los demás no hacen porque responden más a “la corriente” o lo que está establecido, lo políticamente correcto, sin a veces arriesgarse en lo más mínimo. Por eso, éxito no sólo es pensar diferente o actuar de otra manera, sino también y muy importante, la capacidad de asumir riesgos con todas las consecuencias.
Si Ud. piensa de otra forma sobre algo en particular (el presupuesto del nuevo ejercicio para potenciar las alicaídas ventas cuando sabe que el consumo se está recuperando); tener que incorporar a un talento y defender su posición en el comité de RRHH, para el área de diseño con la finalidad de mejorar producto y potenciar la competitividad; en todos los actos de la vida de una persona que ha demostrado estar teniendo un razonable éxito en lo que emprende, están presentes los objetivos que quiere cumplir y la manera también diversa y abierta en la que pretende alcanzar los logros. Esta es la diferencia sustancial: pensamiento y acción diferentes…LOGROS DIFERENTES.
Hemos hecho también referencia desde esta tribuna a personalidades (podríamos decir mentes) como Gates, Branson, Jobs, Buffett, y muchos otros, que nos impulsan a emularlos. Emular es perseguir un sueño siguiendo el ejemplo de personalidades destacadas en cualquier campo del conocimiento y en cualquier ámbito de la vida. La diferencia con la imitación, es de la noche al día. Los imitadores generalmente son simuladores, porque a quien primero engañan es a ellos mismos. El imitador quiere logar el éxito como sea, no le interesa cómo. Cree que imitando se dan las mismas condiciones que tuvo esa personalidad a la que sigue (aunque más que admirarla la envidia), pero las circunstancias son diferentes y lo que es peor para el imitador, su pensamiento y filosofía está muy distante de ese personaje al que pretende igualar en logros y resultados.
Por el contrario, el que emula a otra persona en realidad la admira, sigue su ejemplo porque es su faro, su guía en lo que quiere emprender en la vida. No es malo emular, porque tiene perfecta consciencia –a diferencia del imitador– de cuáles son sus limitaciones, por lo que sus decisiones y actuaciones, si bien se inspiran en un líder, se adecuan a la realidad que conoce bien. No es un temerario.
La visión que tienen los líderes de éxito la hemos catalogado en más de una ocasión al referirnos al liderazgo efectivo, como “una visión privilegiada del mundo”. No nos engañemos. La gran mayoría de nosotros, estimados lectores, no somos ni visionarios y poco proclives a asumir riesgos que nos conduzcan a una cadena de logros que nos hagan, al menos comparables en parte, con muchos otros líderes de éxito.
Dos reglas para poder emprender el camino del éxito
1º) La vida no es una apuesta
Una famosa canción mexicana dice: “la vida es la ruleta en que apostamos todos…y a ti te había tocado no más la de ganar…pero hoy la buena suerte la espalda te ha volteado…fallaste corazón…no vuelvas a apostar”.
Si bien la letra de este inmortal cancionero mariachi se refiere a la persona que siempre se burló de los sentimientos de otras, hasta que cuando se enamora de verdad, su corazón es entonces el que falla porque sufre. Lo atribuye a esa mayor o menor fortuna que es la tómbola de la vida. Pero en el liderazgo de los negocios, en el político, en el personal (la forma de regularnos y conducirnos por la vida), no entiende de apuestas, sino de oportunidades perdidas. Saber ver cuándo una oportunidad es la adecuada. Que es la que debemos coger. A veces…seguir.
Pero no se confunda: las oportunidades ni se heredan ni se regalan. Sólo se ganan cuando Ud. toma la decisión de hacer algo porque cree que es lo correcto.
Tampoco hay que desesperarse si se pierden algunas. El mundo actual, gracias a los cambios profundos que ha introducido la tecnología en la sociedad, prácticamente pone muchísimas oportunidades al alcance de todos diariamente. Pero no se equivoque: pocos casos son los que descubre una persona y hace diana con su experiencia convertida en un vídeo de YouTube que es visto por millones de personas. Tampoco podemos decir que por haber sido visto por muchísima gente ya tiene el éxito asegurado. Nos inclinamos más por aquellos vídeos en la red que, como un goteo permanente de experiencias y enseñanzas –caso de un formador y coach como Tony Robbins– está trabajando hace años en lograr el cambio de mentalidad de la gente para que se encamine a una vida de éxito personal y también financiero.
Cuando piense en las oportunidades, no cometa el error de esperar a
que alguien más le dé la oportunidad que Ud. está esperando. En vez de pensar en aquellas oportunidades que incluso cree que merece que le den, su actitud debe cambiar y pensar en qué oportunidades son las que debe tomar. Así de simple. Dar la vuelta a la tortilla.
2º) El error no es mío
Cada vez que algo sale mal, nuestra naturaleza humana nos lleva a querer expulsar ese sentido de culpa y que recaiga en los demás. En nuestra vida personal a los que tenemos más cerca; en el ambiente laboral, a compañeros de equipo, al jefe o a veces a todo el mundo. Mientras no sea un “echar de culpas” enfermizo, no hay problema. La cuestión es cuando esta actitud en al vida se convierte en una patología que no es que destruye a los demás, sino a los que la practican. Porque como dice la enseñanza del Nuevo Testamento: “No busques la paja en el ojo ajeno, sino la viga en el propio”. Ver defectos es más fácil y a veces hasta más cómodo que buscar virtudes.
Eso de que “estas personas han estropeado mis oportunidades” o me la “han robado” creyendo que el concepto oportunidad tiene dueño, si no cambian esta visión de su vida, seguirán perdiendo más oportunidades y creando una estela de rencor que les hará infelices y menos productivos.
Muchas veces hay cosas que suceden y están fuera de nuestro control. No podemos evitarlo. Pero de ahí a querer endosarlas a otras personas hay una gran diferencia. Tiene que aplicarse inteligentemente para reconocer no sólo el valor con el que Ud. contribuye a su equipo, sino también el que ayudan a construir los demás. Por lo que el error es factible que ocurra, pero subsanarlo no debe derivar en inculpaciones.
El largo camino del éxito de esos líderes que han coronado diversas cimas de triunfos empresariales, han tenido también una cadena de fracasos que han sabido administrar, de manera tal que no les arruinara la vida quitándoles la manera distinta de pensar ni la capacidad de iniciativa y determinación para asumir riesgos.
José Luis Zunni es director de ecofin.es y vicepresidente de FORO Ecofin. Director de ECOFIN Business School y coordinador de ECOFIN Management & Leadership. Coordinador académico de la Red e Latam del grupo media-tics.com. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Autor de ‘Inteligencia Emocional para la Gestión. Un nuevo liderazgo empresarial’, coautor de ‘Liderar es sencillo. Management & Liderazgo’ y coautor con Ximo Salas de ‘Leader’s time (Tiempo del líder)’