¿Dónde están tus fracasos? Vivir después de una crisis.

Publicado en el Newsletter de Ecofin el lunes 13 de abril de 2020

¿Quiénes hablan de los fracasos?

“Sabias que solo hablan de los fracasos aquellos que han conseguido su éxito.” Novela Dulce Crisis.

En muchas ocasiones, cuando nos enfrenamos a una situación adversa, tenemos la tendencia a comparecernos y a lamentarnos de nuestra suerte. Sin embargo… ¿Es posible salir de esa situación no deseada? ¿Podemos aprender de nuestros propios fracasos? ¿Aprendemos cuando estamos en escenarios no deseados? Esa es la clave, usar las energías que han generado nuestro fracaso para poder iniciar otro camino.

 

 

Revolverse en el fango no es muy buena opción de futuro. Mejor recogerlo y fabricar ladrillos. Para construir nuestro próximo refugio.

 

¿Dónde están tus fracasos? La mayoría de nosotros solo somos capaces de hablar de los fracasos en determinados entornos o situaciones, el resto del tiempo los mantenemos como algo privado, algo qué no queremos que sepa la gente, porque vivimos en una cultura donde el fracaso es en si algo negativo y no permite a las personas usarlo como una palanca, como una fuerza adicional que les puede permitir seguir adelante.

 

Si me lo permitís os contaré una historia. Una historia que habla de la delgada línea que nos separa de un lugar, a otro inesperado. Un límite que podemos traspasar casi sin darnos cuenta, sin apenas ser conscientes.

 

 

Hace muchos, muchos años, en un reino muy lejano, vivía un valeroso caballero, instalado cómodamente en una maravillosa jaula de oro.

 

 

Era de oro, tenía un maravilloso despacho, con responsabilidades de dirección y poder de decisión, con un salario cojonudo… en fin, un lugar que nadie hubiese abandonado nuca.

 

Era una jaula, pero eso no lo supo hasta que tuvo que salir de ella. No fue consciente de que había estado encerrado en ese lugar y que nadie sabía quien era, ni le conocía. Solo aquellas personas que habían estado encerradas con él y los curiosos que por algún motivo muy especial se habían asomado desde el exterior para observar que había dentro de la jaula de oro. Pero esos eran muy pocos.

 

 

Un día y sin mediar ningún aviso previo, el rey le pidió que abandonara su lujoso encierro. No sin protestar, el valeroso caballero tomó sus armas y sus alforjas bien cargadas, dispuesto a salir al campo de batalla en busca de un trabajo.

 

Este gentil caballero solo contemplaba la opción de encontrar otro señor al que servir y que le pagara un salario al final de cada mes. Eso si, a cambio de un gran profesional, excelentemente formado y formal. Capaz de desenredar cualquier ovillo, por más gatos que lo hubiesen tenido en posesión.

 

¿Y que pasó? Que el caballero se encontró un erial, un campo baldío donde no había ni una pequeña sombra donde cobijarse, ni una posada donde poder descansar y pedir consejo de que camino tomar. Toda su fuerza, toda su ilusión, se fue perdiendo por los recovecos de las salas de espera de consultoras de selección, “headhunters” y empresas.

 

Casi al borde del desfallecimiento, encontró por casualidad una humilde posada. Entró y ofreció sus servicios como caballero, después de muchas deliberaciones le dieron cobijo, comida y un pequeño salario; a cambio de trabajar en la posada. El cansancio acumulado y el pensamiento de que le quedaba poco tiempo para poder sobrevivir, le llevó a aceptar.

 

 

Tenía que trabajar de sol a sol en la pasada, sin más futuro que la conversación que le daban los esporádicos huéspedes que pasaban por allí. Y teniendo que subir a cuestas al dueño todas las noches hasta su habitación, después de que terminara emborrachándose con alguno de sus adláteres.

 

En sus noches de insomnio, el caballero descubrió algo que le puso los pelos de punta y que explicaba gran parte de lo que le estaba ocurriendo: ¡Era invisible! A los ojos de los demás su posición de caballero no tenía ningún valor.

 

Descubrió que desde su salida de la jaula de oro había ido evolucionando de translúcido a casi transparente, sus virtudes, su experiencia, sus conocimientos no eran valorados por los que debían tenerle en cuenta.

 

Una mañana, se encontró hablando con un huésped que vendía seguros, este le intentaba convencer de las virtudes de invertir en un fondo, que le proporcionaría los ahorros necesarios si ocurría algo inesperado en un futuro.

 

Dejo de escucharlo a los pocos segundos y le surgió una idea… Ahorrar profesionalmente ¡Capitalización profesional! Eso es exclamó, mientras el vendedor pensaba que lo había convencido. Invertir en el futuro profesional, para cuando viniesen tiempos malos.

 

Él no lo había hecho, lo cierto es que la comodidad tenía un precio y él no se había dado cuenta hasta ese momento. Tampoco sabía como hacerlo, porque no consistía solo en formarse o leer o estudiar y saber mucho de lo suyo, sino que además debía convencer a todo el mundo de que sabía mucho de lo suyo, tenía que demostrar a su público cada día que era bueno en lo que decía, porque de lo contrario solo era su pensamiento.

 

De esa manera pensó: Dejaré de ser invisible.

 

Le dijo al dueño de la pasada que lo dejaba, que se iba, que le arreglara los papeles del paro. El posadero no le entendía, creía que estaba loco. Pero él se fue.

 

Ya le quedaban pocos recursos, la alforja estaba vacía y las fuerzas no eran muchas, pero aún así se imaginó donde quería llegar y puso todo su empeño en buscar ese lugar. No tenía ni idea de por donde empezar, ni cual sería el siguiente paso. Solo sabía que era su única opción y tal vez su última oportunidad.

 

No podía esperar más a que otro le pagara un salario mensual. Era él quien debía generar ese salario, él tenía los recursos que otros necesitaban. Solo tenía que mostrarlos, convencer de su valía y venderlos.

 

Y así empezó el caballero a moverse por el mundo de la empresa, mostrando su armadura reluciente y vendiendo su valía a todo aquel que quería comprarla.

 

Hoy en día, ese caballero continúa su camino, porque sabe que nunca termina, que cada día es un reto, que cada día es un aprendizaje y que de cada fracaso es capaz de aprender.

 

Así que… ¿Dónde están vuestros fracasos?

CEO de Ximo Salas Marketing y Recursos Humanos, miembro del comité de dirección de www.demuestra.com consultor y miembro del ECOFIN Management & Leadership de ECOFIN www.ximosalas.com

Volvemos a la casilla de salida

Newsletter de ECOFIN del viernes 24 de abril de 2020

Una nueva crisis…una nueva etapa

Una nueva crisis…sí, pero es una nueva etapa, también con exigencias diferentes porque la situación que se nos va a presentar una vez hayamos derrotado al Covid-19, será totalmente distinta a la que vivíamos, por ejemplo, en enero pasado.

Esto nos lleva a que hagamos seriamente un nuevo replanteamiento de las cosas, de la vida, de las formas, del futuro. No es filosofía. Sino la pura realidad. Basta que hagamos un poco de memoria, y nos retrotraigamos hasta hace 10 años, en la que por motivos de la Crisis Financiera Internacional que arrancara en 2008-2009, tuvimos que replantearnos el futuro también en esos años tan duros. Y terminamos superando, primero la Crisis Económica y después…a nivel individual de cada uno de nosotros, habiéndonos adaptado a una nueva realidad. Recuerdan: la de los recortes, la recesión, la falta de consumo, el ahorro forzoso de las familias por la incertidumbre respecto a que nos depararía el futuro.

Pero el futuro iba llegando y simultáneamente lo íbamos superando, día a día…años tras año.

Y brindamos en las Navidades de 2019 sin tener consciencia de lo que se nos venía encima. Lo más tremendo de todo, es que se supone que los gobiernos sí tienen información privilegiada como para poder anticiparse a los problemas, más cuando ya se sabía en octubre y en noviembre lo de la pandemia en China. Además, las advertencias de la OMS se aceleraron a partir de enero 2020. Pero toda la política europea, en particular, la española, estaba estática. ¡Así nos fue!

Quizás sea la marca del siglo 21: el replanteamiento.

El sosiego social se ha roto de nuevo
Los comportamientos sociales son diferentes. Las formas de hacer política también.

Los comportamientos se van adaptando al convulso siglo nuevo. Y si hace 10 años tuvimos un proyecto, una idea, unas personas reales y una capacidad de esfuerzo y resistencia inigualables, ¡pues sí! …esta crisis lo va a requerir de nuevo.

 

Lo que sí es seguro es que no vamos a sucumbir. ¡Eso nunca! Porque y a pesar de gobiernos qué pretenden hacer una brecha entre lo publico y lo privado, nos vamos a reinventar otra vez. Porque sabemos hacerlo. Porque los españoles somos los de mayor resiliencia del mundo.

 

El ser humano necesita estímulos para su propio desarrollo. Eso de superarnos día a día, es lo que nos va ayudar a superar las nuevas adversidades. Y lo digo en plural, porque serán muchas. Pero no importa. Tenemos las ideas, el proyecto y las personas, pero por encima de ello, la fe en nosotros mismos. Y cuando se juntan estas tres facetas, no hay quien nos pare y no nos vamos a parar.

Volvemos a la casilla de salida para volver con más fuerza que hace 10 años.

Los empresarios aportamos empleo. Nos preocupamos por nuestra gente, por sus problemas, por sus sentimientos.

 

No somos el “enemigo” sino todo lo contrario. Compartimos con ellos sus vidas, somos un equipo, a pesar de ser “demonizados “permanentemente por este gobierno.

 

Ánimo a todos. A los que me han dedicado unos tres minutos a la lectura de cuáles son mis sentimientos actuales. Quiero transmitir triunfo…no derrotismo. Quiero que mis compatriotas, en honor de los muertos que han sido demasiados, nos levantemos una vez más.

Si tuvimos Trafalgar y nos levantamos. Una Guerra Civil que fue una barbarie…y hemos sido la sociedad más admirada en el mundo por la Transición que hicimos con esa gran generación del 78 que ha sido la que nos ha permitido poner proa a una de las sociedades más desarrolladas del mundo.

Por nuestra propia historia…que está ahí…y no miente….tenemos el deber de levantarnos. No es una cuestión de que vamos a intentar hacerlo. ¡Estamos obligados a demostrar que seguimos siendo los mismos españoles que han dado páginas de oro y gloria a la historia! Así de simple. Así será.

Aportamos “alma” a la empresa e intentamos hacerles sentirse bien. Procuramos coexistir en el mejor ambiente posible.

¡Volvemos a la casilla de salida….!

Oscar Barja, CEO de la Agencia de Medios Taller de Radio y miembro del comité de dirección de la plataforma de coaching www.demuestra.com